Publicació del llibre "No todo sobre el autismo" (Editorial Gredos, 2013)
01/04/2013
Prólogo
Se suele señalar con sorpresa, y hasta
con fingido pánico, el abrumador aumento de casos diagnosticados de autismo: ¡la
cantidad ha aumentado hasta diez veces más en los últimos veinte años! El gusto por
evaluar suele cuantificar cada fenómeno sin preguntarse demasiado por la complejidad
de aquello que se pretende medir o por lo riguroso de los conceptos que se
utilizan al abordarlo. ¿Puede haberse dado, realmente, tal aumento o es
simplemente que ahora se detecta mucho mejor “la enfermedad”? La pregunta,
entre obvia e ingenua, esconde las razones para haber llegado a la afirmación
de la evaluación primera. Durante este tiempo, la epidemiología ha modificado tanto
sus parámetros y sus métodos como para que veamos en este aumento no el signo
de una mejor detección de lo que se presentaría ya como una epidemia sino una
inflación conceptual que se extiende cada vez más en la clínica actual. Algo
parecido ha ocurrido ya con el diagnóstico de “trastorno por déficit de
atención con hiperactividad” (TDAH) que alcanza a un número cada vez mayor de
niños, aunque con tasas sospechosamente diversas en países de un mismo ámbito
cultural. ¿Quién no va a encontrarse dentro de veinte años, marcado por algún u
otro rasgo, en el cada vez más amplio abanico del llamado “trastorno del
espectro autista”? A mayor extensión de la epidemia, se propone entonces una mayor
generalización de los métodos basados en el mismo gusto evaluador y
cuantificador que ha extraviado al clínico: test, protocolos, medición de
estereotipias, administración de pautas correctivas con sus mediciones y
evaluaciones correspondientes... Los mismos métodos de pura coerción han
llegado a colarse en algunas de las llamadas “guías de buenas prácticas” con el
más que dudoso calificativo de “científicos”, y ello con el argumento de que producen
resultados más acordes con los métodos de medición aconsejados. Lo que nos
devuelve al problema de principio: ¿qué es lo que se mide y qué es lo que se ha
dejado fuera de la observación en la medida? La primera respuesta es tan
fundamental como el problema de principio que hemos señalado: lo que se ha
dejado fuera es al sujeto mismo.
La palabra “sujeto” es, como comprobará
el lector, una de las claves de este libro, la que motiva lo bien encontrado de
su título: “No todo...”En efecto, cada sujeto escapa en su singularidad al
método cuantificador que se funda inevitablemente en un “Todos…” a partir del
cual establecer normas estadísticas y desviaciones patológicas, características
comunes que dejan fuera singularidades que podrán parecer más o menos
excéntricas. La singularidad del sujeto es siempre excéntrica y, como ha
recordado hace poco nuestro colega Jean-Claude Maleval en un periódico
barcelonés, “hay tantas normalidades como personas”. La dimensión siempre
excéntrica del sujeto con respecto a la normalidad de las personas esprecisamente
una de las claves para adentrarse en el laberinto de lo que el término
“autismo” recubre en la clínica actual. El otro término clave es “el Otro”, y el
terceroes “el objeto”.
El primer mérito de estas páginas es que
saben introducir y acompañar al lector en la lógica de estos tres términos —el
sujeto, el Otro y el objeto— con los que el psicoanálisis de orientación
lacaniana encuentra un modo de tratar el autismo. Es un modo de hacer de la
singularidad excéntrica del sujeto la puerta de entrada a su tratamiento
posible, para construir así una respuesta igualmente singular y excéntrica,
siguiendo la lógica interna de la construcción de su síntoma. Es un modo
distinto y singular en cada caso, nunca generalizable como método —lejos está el
psicoanálisis de querer proponerse como método único y universal—, pero sí formalizable
y transmisible de modo tan efectivo como respetuoso con la singularidad del
caso. Es ahí donde los conceptos de sujeto, Otro y objeto se muestran eficaces
para orientarse en la clínica y en el tratamiento de cada caso: designan
singularidades, no funciones estadísticas. Así, cada sujeto con autismo, en su
desconexión con el Otro, puede construir con la ayuda de un psicoanalista su
objeto singular para remediar esa desconexión de una manera que parece a veces
fortuita, contingente según las condiciones de cada caso, de cada encuentro. El
lector encontrará en estas páginas diversas versiones y variaciones de esta
lógica.
Para seguir su lectura, estas páginas piden
sin embargo a ese lector una posición que solo será mérito suyo: un gusto
investigador para volver a las preguntas primeras que ya se creían resueltas
—¿qué designa, por ejemplo, el término “autismo”?—, para deshacer después las
falsas evidencias que se han convertido en respuestas inmediatas —“una
enfermedad de causa genética”, por ejemplo—, y dejarse así sorprender por lo
que llamamos y defendemos como la clínica del caso por caso. Encontrará una
diversidad de secuencias clínicas que no funcionan tanto como ejemplos sino
como brújulas para plantear nuevas preguntas. En este recorrido, las
investigaciones de la ciencia actual no se utilizan como peticiones de
principio para un determinismo a ultranza sino como aportaciones argumentadas
en un campo, el de la causalidad del autismo, que se muestra más complejo
cuanto más se extiende y cuantas más facetas descubre. No hay en este tema
unidad clínica posible sino multiplicidad de prácticas y abordajes. Frente a la
exclusividad defendida por algunas prácticas de dudosa unidad clínica y
metodológica, el psicoanálisis de orientación lacaniana defiende una pluralidad
clínica en el tratamiento del autismo. La llamada “práctica entre varios”, que
los autores abordan al final de este libro, es un buen ejemplo de esta
orientación.
El lector abrirá entonces las páginas
de este libro siguiendo un movimiento de argumentación lógica que le hará difícil
volver a cerrarlo. Y cuando lo haga será con la impresión de que, en efecto, la
clave de la clínica de orientación lacaniana, especialmente en el tratamiento
del autismo, está en consentir, en promover incluso, la lógica del “no todo” en
un mundo que nos empuja inevitablemente a formas de goce cada vez más
globalizadas,pero cada vez también más subsidiarias de un “todo en y para sí
mismo”. Lo que el estadístico evaluador detecta en este siglo, marcado por la
alianza del discurso capitalista con el discurso de la ciencia, como un
sorprendente aumento del autismo tal vez no sea entonces un fenómeno ajeno a
este mismo empuje. Hay, en efecto, formas de goce cada vez más autistas, cada vez
más replegadas sobre sí mismas, cuando el Otro con el que podrían vincularse se
muestra cada vez más inconsistente, más cerrado igualmente sobre sí mismo. El
psicoanálisis nos enseña, en efecto, que cuanto más se impone la lógica del
“todo” en el orden del goce imposible de totalizar, más retornan las formas,
más o menos excéntricas, de un goce que se demuestra como un goce “no todo”
normalizado.
Se comprenderá así por qué la clínica
que proponen los dos autores de este libro no puede comprenderse sin una ética
que esté a la altura de los problemas de este siglo. La clínica del autismo nos
plantea entonces, a cada uno, una cuestión de elección en las formas de goce,
elecciónforzada a las que nos conduce de forma inevitable la llamada
globalización en nuestro mundo. Y la elección del autismo es una forma de
respuesta entre otras, solo que nos interpela de una manera mucho más radical
sobre la supuesta normalidad de las nuestras. El goce, tal como nos lo muestra
la experiencia analítica, es de entrada autista, replegado sobre sí mismo. Y
hace falta una invención singular de cada sujeto para que pueda vincularse de
algún modo con el Otro. El psicoanalista puede hacer en cada caso de soporte
para que el sujeto construya esa invención. Lo interesante es que extrayendo un
saber de esta experiencia de soporte, podemos deducir también un saber sobre
los callejones sin salida en las formas de goce del sujeto contemporáneo.
Se trata entonces, también, de una
elección de civilización, de una insondable decisión sobre los modos de goce en
los que comprometemosnuestro ser. La lectura de este libro no dejará al lector
indiferente si sabe seguir las consecuencias de esta elección.
Miquel Bassols
Coordinador del Instituto
del Campo Freudiano en España